viernes, 11 de enero de 2013

El surfing. Reencontrarse con su esencia.





Hemos dedicado estos días, como es costumbre al menos una vez al año, a surfear en libertad, lejos de las competiciones, de las altas cargas de entrenamientos, de los points masificados de gente, de las frías aguas gallegas...
Hemos sido surfistas y hemos vivido como tales durante una semana. Hemos sido compañeros, amigos. Desnudos de nuestros roles de alumnos y entrenador, de la vigilancia de quién nos mira. Dejamos atrás los kilómetros de carreteras mojadas, los ríos que matan en el mar su deshielo, los abrigos cerrados hasta el cuello, los neoprenos de las focas, las bocinas y las licras de colores, sin otro check-in que las salidas y puestas del sol.
Ha sido un surftrip tan difícil de planificar como exitoso en su fin. Combinar la elección de olas apropiadas para una surfer de 13 años y para uno de los mejores bodyboarders juniors de Galicia no es tarea sencilla. Sin embargo, ésto no sólo se consigue con una buena planificación en función de la meteorología, sino también con algo que resultó ser la clave de este viaje: el sentimiento de pertenencia a un grupo, el halo de ser un equipo, el saber que llegará tu momento...
Quiero felicitar a mis compañeros de viaje de este año. Inmejorable convivencia. Con ellos he viajado a una isla, pero lo haría encantado a cualquier otra. Gracias también a The Camp, responsable en parte de este buen espíritu de equipo, ya  las familias que han confiado en tan arriesgada experiencia, sobre todo, teniendo en cuenta la peligrosidad de estas olas, todas ellas de fondo de piedra, muchas con apenas tres palmos de profundidad.
Esta es una parte del surf que nada tiene que ver con la competición, la cual pienso que no debe perderse de vista, incluso para los entrenadores. El surfista en su tiempo libre también quiere vivir días en los que surfear, convivir, comer, dormir y reír sean sus únicas preocupaciones. Creo que lo hemos conseguido.

Estos hemos sido los integrantes:

 De Izqda a Derecha:
Carlos Lorenzo, Kako García, Isa Gundín y Alberto Mosquera:


 Alberto a sus 14 años se cogió las olas de su vida. Los días grandes surfeó muy seguro y los medianos disfrutó como nunca le vi antes.








Isa era la más joven del grupo. Intentamos arroparla en todo momento, aunque en el mar tuvo hacerlo sola. No esperábamos tanta sicronía entre ella y las olas. Sobresaliente su primer contacto con olas tan sólidas.






 Isa Gundín estuvo a la altura de la potencia de las olas, con un comportamiento y serenidad en el agua asombroso para una niña de 13 años. Aquí abajo a punto de hacer un pato.







 Carlos Lorenzo, el actual campeón Junior del Bodyboard gallego, puso el feeling del bodyboard al viaje. No se dejó intimidar por los slabs que surfeamos. Se entubó y golpeó los lips sin descanso.











En fin, un viaje entrañable, que nos hace regresar con las pilas de energía vacías, pero con las de la ilusión recargadas. Próximamente más. Saludos a todos y gracias por vuestras visitas y comentarios.


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