Entre tanta competición importante necesitaba un descanso. Surfear con amigos y ex-alumnos muchas mañanas de Otoño ha sido revitalizante para mí. Hace muchos años que no recuerdo un otoño así. De calidad, constancia y variedad. Un otoño inolvidable, de esos que recordaré en 2030.
Izquierdas, derechas, arena, piedra, grande y pequeño. Todo de calidad mágica, un día tras otro.
Es necesario que el surfing libre respire, ahogado por tanta competición. Galicia me ha demostrado una vez más que es el lugar donde quiero vivir. Surfear solo, con la gente que uno quiere, olas de esta calidad, es algo que pertenece sólo a un destino tropical, caro o salvaje.
Fotos: Pablo López
Kilómetros, muchos... que no son en balde. Saludos a todos.
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